
Roberto Zalbidea falleció días antes de comenzar a planificar esta exposición. No sabemos qué obras quería haber expuesto ni el sentido que buscaba ofrecer con la muestra. Por ello, esta exposición pretende reflejar su evolución creativa, desde sus orígenes hasta sus últimas inquietudes. La disposición y entrega de su hijo Bobby ha sido fundamental en la organización de esta retrospectiva.
Roberto Zalbidea Basterretxea (1956-2019) pasó su infancia en Santurtzi. El pueblo pesquero le abrió las puertas al mar, una fijación que le acompañará toda la vida. En 1977, con tan solo veintiún años, inaugura su primera exposición en Barakaldo. La amenaza nuclear y el ambiente combativo de la época marcarán su etapa inicial. Pronto comenzará a trabajar nuevas temáticas, como la mitología vasca y la cultura clásica, con un especial interés por la leyenda de la Atlántida. Como artista de la Margen izquierda, tampoco pudo escapar de la fascinación por el paisaje industrial y se convirtió en uno de los pintores referentes de la “pintura del hierro” de los años 80.
Roberto fue una persona con una intensa vida social. Se valía de su don de gentes y su marcado sentido del humor para promover proyectos de toda índole. Formó parte de diversos colectivos artísticos, entre los que destacan el Equipo de Arte Independiente, la Agrupación de Acuarelistas Vascos, el Colectivo Burdiña y la Asociación Artística Vizcaína, de la que fue presidente entre 1997 y 2001.
Pintor de gran técnica y meticuloso detalle, fue un eterno investigador. Durante su última etapa experimentó con pinturas para ser contempladas con gafas 3D. Además, trabajó otras disciplinas artísticas como la escultura y la poesía. Su legado es extenso y variado; ejemplo de ello es el solemne mural de grandes dimensiones de Balmaseda y el de los pórticos frente al mercado de La Ribera de Bilbao, que podemos visitar en cualquier momento.