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Semillas de hierro. Fidel Raso

Una exposición de 40 fotos donde Fidel Raso retrata el final de una época y el comienzo de otra. De las imágenes emana el silencio de la última colada de la histórica siderurgia vizcaína, un adiós desolado a un pasado de 140 años, casi siglo y medio de hierro ardiendo en los mismos lugares de la margen izquierda del Nervión.

Es el final de un río continuo de miles y miles de toneladas de hierro, que han fluido durante décadas que parecían interminables. Aquí se acaban y lo recogen las fotografías de Fidel Raso.

Son imágenes tensas pero que desprenden un sorprendente aire de cotidianidad, de un acto repetido cientos de veces: la conciencia de que nunca más se repetirá la operación no les quita la impronta de la costumbre. A veces los grandes acontecimientos históricos los simboliza un acto cotidiano, una experiencia trivial. Esta es una de esas veces.

En estas fotografías está la despedida inadvertida de los humos siderúrgicos que durante tantos años caracterizaron el paisaje de la ría. Y cómo se van desmontando las estructuras fabriles de las que ha dependido nuestra economía. Sin más testigos que un fotógrafo. Pero hay más; están las imágenes, algunas sórdidas y siempre sorprendentes, de una factoría demasiado vieja. Nos muestra la fisonomía precaria de algunas instalaciones. Y estas fotografías tomadas entre febrero y marzo de 1995 explican por sí mismas porqué llega el final de los Altos Hornos de Vizcaya.